III Foro "Lugh Augusti"

domingo, 3 de junio de 2018

¿Gesto de valentía o salto al vacío?


Juan Carlos Fernández Naveiro
 
Partiendo de que habitamos en la incertidumbre y de que cualquier predicción está abocada al fracaso, el nuevo ciclo político en España es un ensayo que quizá algún día tenga que estudiar la ciencia política. Si un gobierno que sus detractores llaman Frankenstein por la heterogeneidad y diversidad tan grande de sus apoyos consigue ensartar un hilo común que vertebre un impulso regenerador la cosa tendrá mucho mérito. Riesgos, desde luego, todos. De momento la jugada le ha salido bien a Pedro Sánchez y hay que reconocerle la valentía de su apuesta.
Refiriéndose a los distintos tipos de culto que convivían en el mundo romano decía Edward Gibbon que “el pueblo los consideraba igualmente ciertos, el filósofo igualmente falsos, y el magistrado igualmente útiles, de modo que la tolerancia produjo no solo indulgencia mutua, sino incluso concordia religiosa”. Si donde antes era religión ahora decimos ideología o política podríamos estar en la antesala de un refuerzo de la convivencia, con los nacionalistas de nuevo comprometidos en un proyecto común.
Eso es lo que algunos llevamos tiempo predicando: los valores de la libertad de pensamiento y la igualdad de oportunidades promueven la inclusión social y la tolerancia de las diferencias, las virtudes de la diversidad y la solidaridad. Es lo que hemos aprendido de una tradición filosófica, humanística y científica que además ha planteado siempre que son valores con vocación universal que merecen ser defendidos y ampliados.
Así que puede que estemos a punto de contemplar un ensayo político meritorio, pero no puedo dejar de considerar que en nuestra tradición cultural también hemos aprendido la vulnerabilidad de todas las conquistas, y que después de lo que Marguerite Yourcenar llamó “la época de los últimos hombres libres” refiriéndose a la tolerancia romana, llegó la “decadencia y caída” tan grandiosamente descritas por Gibbon. Todo es susceptible de empeorar, como de hecho ocurre en otros lugares. ¿Nos sustraeremos a la deriva de un mundo en el que cunde el miedo y se observa el rearme de las identidades? El idealismo democrático puede encontrarse otra vez con los más prosaicos obstáculos, en forma de ominosas barreras arancelarias. Sería como dar un salto aquí para acabar tropezando allá.


Publicado no Progreso o 2-6-2018

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