Juan Carlos Fernández Naveiro
Partiendo de que habitamos en la incertidumbre y de que cualquier
predicción está abocada al fracaso, el nuevo ciclo político en España es un
ensayo que quizá algún día tenga que estudiar la ciencia política. Si un
gobierno que sus detractores llaman Frankenstein por la heterogeneidad y
diversidad tan grande de sus apoyos consigue ensartar un hilo común que
vertebre un impulso regenerador la cosa tendrá mucho mérito. Riesgos, desde
luego, todos. De momento la jugada le ha salido bien a Pedro Sánchez y hay que
reconocerle la valentía de su apuesta.
Refiriéndose a los distintos tipos de culto que convivían en el mundo
romano decía Edward Gibbon que “el pueblo los consideraba igualmente ciertos,
el filósofo igualmente falsos, y el magistrado igualmente útiles, de modo que
la tolerancia produjo no solo indulgencia mutua, sino incluso concordia
religiosa”. Si donde antes era religión ahora decimos ideología o política
podríamos estar en la antesala de un refuerzo de la convivencia, con los
nacionalistas de nuevo comprometidos en un proyecto común.
Eso es lo que algunos llevamos tiempo predicando: los valores de la
libertad de pensamiento y la igualdad de oportunidades promueven la inclusión
social y la tolerancia de las diferencias, las virtudes de la diversidad y la
solidaridad. Es lo que hemos aprendido de una tradición filosófica, humanística
y científica que además ha planteado siempre que son valores con vocación
universal que merecen ser defendidos y ampliados.
Así que puede que estemos a punto de contemplar un ensayo político
meritorio, pero no puedo dejar de considerar que en nuestra tradición cultural
también hemos aprendido la vulnerabilidad de todas las conquistas, y que
después de lo que Marguerite Yourcenar llamó “la época de los últimos hombres
libres” refiriéndose a la tolerancia romana, llegó la “decadencia y caída” tan
grandiosamente descritas por Gibbon. Todo es susceptible de empeorar, como de
hecho ocurre en otros lugares. ¿Nos sustraeremos a la deriva de un mundo en el
que cunde el miedo y se observa el rearme de las identidades? El idealismo
democrático puede encontrarse otra vez con los más prosaicos obstáculos, en
forma de ominosas barreras arancelarias. Sería como dar un salto aquí para
acabar tropezando allá.
Publicado no Progreso o 2-6-2018
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